Este estudio busca brindar una visión bíblica completa de cómo ser un cristiano en la sociedad actual y formar líderes que puedan impactar y transformar la sociedad para la gloria de Dios. El objetivo es devolver a la vida pública el sentido de propósito y servicio diseñado por Dios y enriquecer las habilidades profesionales con los principios cristianos de cosmovisión, fe, esperanza, apologética, ética, amor y justicia.

La sociedad está herida y muchas personas arrastran heridas emocionales y espirituales del pasado. Las personas tienden a herirse mutuamente debido a la caída del ser humano y su separación de Dios. Las personas que llegan a buscar a DIOS traen consigo una variedad de conflictos y disfunciones. Se necesita una interacción sanadora con el resto del pueblo de Dios para enfrentar estos problemas y continuar el proceso de sanidad personal y relacional. La consejería bíblica es una necesidad de aquellos que predican el evangelio pues se enfoca en la ayuda mutua y el cuidado de unos con otros. En los estudios Bíblicos de la escuela provee herramientas y habilidades para entender la complejidad de la naturaleza humana y ayudar a individuos y grupos que enfrentan crisis o problemas en cualquier nivel. El objetivo es equipar a  la persona para que pueda dar un consejo bíblico para integrar los principios bíblicos y hacer uso de estudios del comportamiento humano interpretados a la luz de la Palabra de Dios para facilitar la vida plena que le de la Gloria a Dios en todas las áreas de la vida.

Pertenecer a una iglesia específica no es relevante, lo importante en la vida de los cristianos es que se debe reflejar la de Cristo, quien vino a servir y no a ser servido. Según la Biblia, debemos imitar a Jesús y tener una actitud de entrega total como Él tuvo. El objetivo último de Dios es hacernos semejantes a su Hijo. En la práctica, esto significa que nuestras vidas deberían estar enfocadas en los demás más que en nosotros mismos, lo que refleja nuestra espiritualidad. Jesús mismo nos llama en Mat. 11:29 “…aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón…”. Además de esto nos dice que debemos tener la misma actitud de servicio que Él tuvo: “Porque ni aun el Hijo del Hombre vino para ser servido, sino para servir…”. Más adelante Pablo nos mandó a imitarlo a él puesto que él imita a Cristo (1 Cor. 11:1 ). En Fil. 2:5-11, Pablo instruyó a los Filipenses a tener en sus vidas la misma actitud de entrega total de Cristo. De hecho, el objetivo último de Dios en nosotros es hacernos semejantes a su Hijo (Rom. 8:29 ).